Tú turbulenta calma

Contigo he deseado detener el tiempo, cómo con nadie lo he hecho. Me siento apaciguando un potro cuando de mi salen mil palabras por segundo, totalmente confiada de que estas listo para escucharlas. Gracias por recibir cuanta bola rápida te lanzó, eres tan tranquilo al escucharme, contigo es fácil escuchar, lo que resulta muy difícil para una voz que no sabe cuando callar, contigo parece que jugáramos a completar la frase del otro, no me lo he propuesto pero lo he disfrutado mucho. No me cuesta oírte en medio de la bulla que hace mi cabeza, mis sentidos se regocijan al tenerte cerca, es difícil mantener la calma y el sentido de nuestra conversación, cuando tu hablas no sé que me es más difícil concentrarme en tu dulce voz que refleja el espíritu joven que quiere escapar por tu aliento o esa mirada que me esconde tantas experiencias, pero finalmente en milésimas de segundo y encantada por cada palabra logro concentrarme cuando focalizo que es importante conocerte para indicutiblemente enamorarme, no quiero hacerlo y luego conocerte, creo que estamos en la misma frecuencia creo que eso es lo que tramas con tus pies de plomo que aterrizan mis voladores sueños.

Extrañamente y durante el corto tiempo que llevo en este reto que llamo vida, eres tan especial como ninguno, me llenas de tanta paz y sorprendentemente aún no lo notas, irradias tanta energia pura, me llenas de ella, me apaciguas el alma y me vuelves paciente, cada palabra tuya y cada sonrisa logran que entienda tu mensaje a pesar de que no seas muy claro sé que por algo se empieza. Por el comienzo. 

Luego de dejarte mi espíritu se quiere escapar de mi para ir contigo para seguir fascinándose de cada detalle tuyo de cada movimiento de tus manos de tu boca todo improvisado pero lleno de fluidez que sólo da la experiencia. Luego de que te vas mi cabeza entra en pánico y unos instantes después mi razón me calma, trata de decirme que la única vía para cumplir con mi esperanza es irremediablemente dejarme atropellar por tanta paciencia.