Salí de la ciudad buscando paz, descanso y reconciliación con
mi espíritu un poco apabullado por el estrés de la cotidianidad, elegir un
compañero de viaje es sencillo cuando en tu mente esta tatuada la palabra
confianza, no es cuestión de elegir un camino es definir un destino.
Dos días de completa calma, me enseñaron a esperar la
recompensa de la naturaleza quieta de un cielo estrellado, destellos de lo que
significa hacer un paréntesis en medio tanto ruido y decidir levantar la mirada
para dejarse sorprender por los ojos de
la noche que te observan.
Una invitación susurrada definió el lugar al que me llevaría
esta búsqueda de pasividad. Descubrir
que después de una larga caminata te espera un tesoro jamás esperado, así como se
camina en la vida, no sabemos para qué pero si sabemos para donde, caminar bajo
la bendición de un ángel que no sale de tu mente y corazón fue la mejor decisión
que pude haber tomado a pesar de saber que el cuerpo en el que habito no está
preparado para este tipo de cambios y giros inesperados. Al pedir permiso para
ingresar en un santuario natural no sólo se entrega lo que estás dispuesto a
dar se entrega lo que jamás estarías dispuesto a dejar allí.
La reflexión de montaña me permitió darme cuenta de mi
necesidad de amor, de paz. La montaña tan mágica como su inimaginable paisaje
me lleno de sabiduría, me permitió un momento de calma de serenidad una desconexión
completa del mundo al que pertenezco, me indico como debía dejar atrás los
dolores del alma, me indico como perdonar, me enseño la forma fácil de sonreír,
regalar sonrisas como llenas de honestidad, sin temor al ridículo, sonreír es
un acto que sólo vale la pena cuando se acompaña de una inmensa bocanada de autenticidad, de identidad, en tu sonrisa
muestras lo que eres por eso vale tanto y por eso muchos la ocultan, para mí y
ahora lo entiendo, no es difícil sonreír porque no es difícil reconocer lo que
soy, de una sola cara para el mundo, una sola mirada con miles de expresiones
pero en si sólo una persona detrás de ella.
A pesar del punzante dolor de rodillas mi espíritu quería escapar
y volar en medio de tanta naturaleza que en cada rincón me regalo esperanza, en
cada milímetro de este maravilloso lugar
encontré la respuesta, la fascinación por la vida misma habita en cada milímetro,
es cautivador, como la madre tierra se abre paso, el coraje a pesar de las
conciencias fuera de la conexión natural con ella, la naturaleza simplemente es
ella basta de sensaciones, de silencios llenos de ecos de sabiduría, llego
ahora llena de luz, de tranquilidad, de paz de regocijo con millones de
pensamientos sencillos y pocas pero certeras
conclusiones.
La ruta no define el destino, los cimientos no tienen
nombres propios, el amor verdadero es parido, las ilusiones sólo serán eso, los
sueños se cumplen sólo cuando se vuelven propósitos, los propósitos se alcanzan
sólo con disciplina, el sabor de la vida depende de cuánto estás dispuesto a
probar, las probabilidades son infinitas pero las variables se incluyen en la ecuación
sólo si son relevantes para tus resultados, el viento frio aliviana los
pensamientos y la paz se encuentra en donde menos crees, las respuestas siempre
están allí, pueden estar ocultas, pero
la cuestión se reduce a saber dónde buscar.
Gracias buena compañía, gracias Dios y libertad.
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