En tu ausencia cada día me enamoraba más tu maldita indolencia.
Cómo suplicar por la amnesia, un remedio a la sentencia impartida por tu
creciente indiferencia, fuera del calor de tu abrazo, abastecida de soledad,
pareciera que mi luz es ahora consumida por la agonía constante de cada paso
tuyo en esta casa ahora vacía, haz emprendido el vuelo de este seguro habitad
de hueso forrado por tierna carne, dejando a la desesperanzada muerte tocar estas
puertas con su atractivo aliento, al parecer la única oportunidad de liberar a
está presa de su prisión mortal, es pedir emancipación a la apacible muerte, ha
llegado la hora de abandonar el espacio vacío, he de renunciar a la esperanza y
reposar para siempre bajo el manto de quién parece ahora terminará con el
último de tus recuerdos, la vida que dejaste para mí, la única que conozco, el
latido en este pecho, ya no añoraré tu divina extrañeza yacerá junto a mí, este
es el momento, me marcho con ella, y conocer mi destino será tu condena.
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